Tú no apuntabas a nada, yo allí coloqué mi centro.
Disparabas sin mirarme, ignorando por completo,
que allí donde tú pensabas, que tus balas no hacen eco,
resonaban melodías, en mis oidos; por eso,
tengo derecho a soñarte y a creer por un momento,
que era yo el equivocado, que tu diana es mi centro.
Cuéntame que tu objetivo, es acertarme de lleno.